En un acto cargado de emoción, la ciudad de Bariloche reconoció a Roberto Zimmermann por su labor incansable en el Banco Técnico Solidario. Desde el corazón de su taller, transforma sillas de ruedas, bastones y andadores en esperanza para quienes más lo necesitan.
Este lunes 12 de mayo, el corazón de Bariloche latió más fuerte en el Edificio Municipal Polivalente. En una ceremonia cargada de emoción y gratitud, se rindió homenaje a Roberto Zimmermann, un vecino cuya generosidad y compromiso han marcado la diferencia en la vida de un sinnúmero de personas con discapacidad.
El reconocimiento no fue solo institucional, sino profundamente humano. Encabezado por el intendente Walter Cortés y la Directora General de Gestión para Personas con Discapacidad, Rocío Godoy, el acto reunió a referentes del ámbito de la inclusión, entre ellos Andrea Lascai, responsable de la Actividad Deportiva Adaptada Municipal (ADAM).
Zimmermann, a través del Banco Técnico Solidario, ha dedicado incontables horas a reparar sillas de ruedas, andadores y bastones que luego son entregados de forma gratuita a quienes los necesitan. Su labor, silenciosa pero poderosa, mejora la calidad de vida de muchas personas que de otro modo quedarían relegadas. Ahora, además, está reparando camas ortopédicas para el hospital de la localidad de Ñorquinco.
El intendente Cortés se dirigió a los presentes con palabras conmovedoras. “Hay que valorar a quienes sí quieren, a quienes a pesar de sus dificultades se esfuerzan. Bariloche está llena de personas con discapacidad muy capaces, y nosotros tenemos la obligación de ver eso, de abrir esa puerta”, afirmó.
También destacó la importancia de construir una comunidad más justa: “El hombre que tiene un problema necesita sentirse útil. Necesita un trabajo, un propósito. Eso es lo que permite cerrar el círculo virtuoso de la vida: servir a la sociedad”.
Por su parte, Rocío Godoy remarcó que esta iniciativa comenzó en diciembre, al inicio de su gestión, y desde entonces ya se entregaron 53 ayudas técnicas. “Esto le cambia la vida a las personas. No es solo un objeto, es libertad, es autonomía”, expresó con emoción.
Godoy también hizo un llamado a la empatía: “Hay que repartir más solidaridad, más conciencia de lo que vive el otro. Ponerse en su lugar puede transformar nuestra manera de mirar la vida”.
El trabajo de Zimmermann no se limita a la entrega de herramientas. Es, en esencia, una cadena de amor, una red invisible que une voluntades y abre caminos. Su gesto solidario es un faro para quienes buscan un modelo de ciudadanía comprometida.
San Carlos de Bariloche, entre aplausos y abrazos, le dio las gracias. Porque a veces, las manos que reparan bastones también reparan esperanzas. Y eso merece ser celebrado.