En Argentina, apenas el 10% de la población económicamente activa opera en el Mercado de Capitales. La mayoría de la gente desconoce totalmente los instrumentos que ofrece la Bolsa de Valores y ante la posibilidad de generar alguna renta, lo más común es recurrir al plazo fijo bancario aún sabiendo que la tasa de interés que otorgan los bancos es muy inferior a la tasa de inflación. También es recurrente, más en nuestro país, refugiarse en moneda extranjera, sin caer en la cuenta de que comprar dólares no representa en sí una inversión, sino una conversión de moneda. La falta de Educación Financiera y la poca importancia que el sistema educativo le da a esta materia es notoria, pero además influyen conceptos sobre la Bolsa de Valores que las personas adquieren desde su infancia, por parte de su entorno familiar y social.
Por Gabriel Páez (*)
Hace poco más de tres años empecé a adentrarme en el mundo de las inversiones en el Mercado de Capitales. Buscaba una forma de hacer rendir mi dinero ya que tenía, al igual que hoy, varios trabajos simultáneos y no lograba consolidar ni siquiera una mínima capacidad de ahorro.
Fue gracias a un amigo que me sugirió transferir mi plata a una determinada billetera virtual que, explicado muy resumidamente, “ponía a trabajar tu plata”. Mi curiosidad innata me llevó a preguntarme mediante qué método esta aplicación cumplía esa función. De esa forma descubrí que, transfiriendo dinero a esa billetera virtual, lo que en realidad estaba haciendo era suscribir cuotapartes de un Fondo Común de Inversión que pagaba una tasa de interés.
Habrá tiempo y líneas para explicar qué es un Fondo Común de Inversión y qué es una Cuotaparte. El objeto de esta primera columna es dejar de manifiesto que a mí también me atravesaron los miedos lógicos de poner mi dinero, que representa tiempo, dedicación y esfuerzo, en un sistema, hasta ese momento desconocido.
Ahora bien, ese miedo, ¿era genuinamente mío o lo había generado de manera inconsciente a lo largo de los años, basándome en conceptos que fui escuchando y adquiriendo desde niño hasta mi vida adulta?
“La Bolsa es una timba”, es una frase por todos conocida e inclusive aceptada cuando nos referimos al Mercado de Capitales. Comparando las operaciones bursátiles con apostar en un casino, donde predomina el azar. De más está decir que fue de las primeras afirmaciones que escuché cuando comenté en mi círculo social mi repentino interés en las inversiones. Se le sumaron otras como “para invertir en la Bolsa ya hay que ser millonario” o “hay que saber mucho de economía” o “necesitás sí o sí un asesor que, seguramente, se va a quedar con tu plata”.
Lejos de ser una columna de autoayuda emocional, les quiero decir cómo superé esos miedos: educándome financieramente. Inicié el camino tomando pequeños cursos sobre Finanzas Personales. El universo que comencé a descubrir fue tan amplio y emocionante que me llevó a profesionalizarme. Durante el trayecto, vi como esos miedos caían de a uno, rendidos ante el conocimiento y la experiencia. El Mercado dista mucho del azar del casino y se acerca, cómo les digo a mis alumnos, al pronóstico meteorológico. Esto se da porque el Mercado se rige por indicadores. El que mejor sepa leerlos, mejor podrá tolerar e inclusive aprovechar los vaivenes de la economía.
A la premisa de que para invertir se necesita gran capital la ví desvanecerse cuando adquirí Letras y Cuotapartes por menos de mil pesos y la necesidad de ser un erudito en economía fue anulada cuando abrí mi primera cuenta en una Sociedad de Bolsa o Broker y se me asignó un asesor gratuito que fue mi guía.
Hoy asesoro a personas y empresas y dicto cursos con certificación nacional e internacional. Intento que cada vez más personas encuentren en la educación financiera una oportunidad no sólo de llegar a fin de mes, sino de cumplir sueños más ambiciosos.
Pero vender mi currículum tampoco es el espíritu de esta columna. Lo que quiero encender en cada uno de ustedes que hayan llegado hasta este punto de la lectura es curiosidad, apertura, hambre por saber más.
Desde este humilde espacio estaremos compartiendo conocimientos, experiencias, sensaciones humanas y hasta aspectos legales que contribuyan al verdadero y único objetivo de esta columna: derribar los miedos.
El camino apenas empieza. Recorrámoslo juntos.
(*) Asesor Financiero certificado por la CNV. Mandatario Nacional del Automotor. Diplomado en Derecho Previsional. Diplomado en Mercado de Capitales. Diplomado en Políticas Públicas y Periodista.