Jorge Palacios fue soldado del Regimiento de Infantería Mecanizado 25 en Chubut y, durante la guerra de Malvinas, fue rescatado por sus camaradas cuando una esquirla lo enterró. A 42 años del conflicto bélico, Jorge -soldado clase 63- todavía recuerda cuando desde la localidad chubutense de Sarmiento le dijeron que iría primero al sur argentino.
El 2 de abril se encontró con la bandera izada en las “gloriosas Islas Malvinas”, tal como reza una de las primeras cartas que le envió a su madre en su Comodoro Rivadavia natal.
Hoy, una bandera con la imagen de las islas flamea en la puerta de su casa y se convierte en el acceso a la intimidad de un hogar marcado por los recuerdos de la guerra y que, desde hace tres semanas como hace 42 años, lo tienen en “trance” por la emoción y congoja de rememorar a los compañeros que no regresaron y el dolor de la posguerra.
Simple, cálido y con muchas historias que lo llevan a quebrase de la emoción, Palacios revive a flor de piel sus días en Malvinas, donde Mohamed Alí Seineldín era el Jefe de su compañía. Aunque también vive el presente y cuenta de la importancia de los desfiles, aquellos que en Buenos Aires no se celebrarán por decisión del Gobierno Nacional, pero sí en Comodoro Rivadavia, una ciudad con gente “malvinera y que siente como propia la causa de la Guerra”.
- Somos Télam: ¿Qué siente ante la decisión de que no haya desfile a nivel nacional y cómo vive cada 2 de abril?
- Jorge Palacios: Uno siente emoción y orgullo porque cada 2 de abril se agradece, tenemos un sentimiento muy fuerte por haber defendido a la Patria. Fue histórico y aún hoy lo tomamos así porque ese orgullo va a ir con nosotros hasta que estemos en la tumba. Yo tuve dos meses de instrucción en el Regimiento antes de partir a Malvinas. Cuando volvimos, no desfilamos y nos preguntábamos cuándo íbamos a hacerlo. Cuando conformamos el Centro de Veteranos en la ciudad, el grupo comenzó a tener actividades sociales con el Municipio, el Ejército. Hace 30 o 35 años, logramos que en Comodoro Rivadavia se realizara la “Guardia de las Estrellas”, un desfile que venimos haciendo en nuestra ciudad de manera ininterrumpida, salvo para la pandemia. Es algo instaurado en la ciudad, que surge como una idea del centro de veteranos, y eso no se cambia nunca.
- S.T: ¿Cómo se vive el 2 de abril en Comodoro Rivadavia?
- J.P: Comodoro fue epicentro del conflicto, es una ciudad malvinera. Durante la guerra, la ciudad contaba con la VIII Brigada del Ejército, la IX Brigada Aérea y la gran mayoría de los soldados que salieron hacia el conflicto lo hicieron desde nuestra ciudad. Aquí se vive y siente a las Islas Malvinas como una causa que, si bien es de todos, es bien propia de esta tierra porque muchos de los soldados son de la ciudad y el prócer máximo que tenemos es Mario Almonacid, uno de los caídos. Por él y todos los que no volvieron queremos desfilar. Y también por la gente que nos quiere ver, conocer y sacarse una foto.
- ST: ¿Qué anécdota recuerda de su paso por los desfiles con padres, jóvenes y niños?
- JP: Un chico de una escuela un día me preguntó si lo había conocido al General San Martín. Yo no podía creer que un niño me pueda relacionar con el prócer de la Patria. Siempre digo, que soy un Granadero de San Martín, algo que me hace llorar de emoción ya que uno sabe que no fuimos reconocidos completamente y que la memoria de los caídos no debe olvidarse. Mientras que uno esté de pie siempre serán recordados. Muchos de nosotros tuvimos la bendición de Dios y la Virgen de regresar y contar lo que pasó en la Guerra de Malvinas.
Sobrevivir a una bomba
Palacios llegó a las Islas el mismo 2 de abril. El 4 de mayo, cuando estaba de guardia, una esquirla de una bomba que explotó lo alcanzó y lo enterró a seis metros, junto a un compañero. Al escuchar gritos, sus otros compañeros los desenterraron en una situación al borde de la desesperación y, al día siguiente el soldado patagónico y su compañero Ortíz, participaron de una misa con la imagen de la virgen de Luján en sus manos.
37 años después, esa foto de la Virgen regresó a manos del soldado patagónico en el Vaticano de parte del papa Francisco. La agencia Télam estuvo presente para realizar la cobertura de ese acontecimiento.
Este soldado amante del fútbol, sabe que “jugar a la pelota” le salvó la vida, de la mano del club de su ciudad, Jorge Newbery. Además tiene una anécdota con Diego Maradona que deja en evidencia lo importante que fue el astro durante el conflicto, en tiempos donde se jugaba la Copa del Mundo de España en 1982.
- ¿Qué situación vivió en Malvinas, con Maradona como protagonista?
- JP: Yo estaba subiendo al barco inglés y le digo al marinero ¿cuántos goles hizo Maradona?, a lo que el inglés le respondió que hizo dos goles (NdR: Argentina 4-2 Hungría). La guerra estaba ahí, a mis espaldas, porque después me di vuelta miré hacia el pueblo donde estaba la bahía y se encontraba lleno de barco ingleses, con las luces de Puerto Argentino que siempre habían estado apagadas. Miré eso y me fui porque nos mandaron a bañar. Esa es la última imagen que tengo, con un barco ingles inmenso, pero yo comencé a preguntar por Maradona. Estábamos cercanos a la muerte y el fútbol era lo primero que me sacó de esa situación. Si uno me pregunta que fue que se me cruzó por la cabeza, digamos que fue Diego y la Selección, y no es mentira. Yo a todo el mundo le digo que no pregunté por mí mamá u otra cosa. Llegué el 2 de abril con la bandera argentina izada y me fui a mis espaldas arriba del barco con la inglesa y ahí si dije: ‘mamá, te voy a volver a ver’.
– S.T.: ¿Qué cree que significa la agencia Télam durante y después de la guerra en relación a la cuestión Malvinas?
- JP: Con muchos trabajadores de la agencia nos conocemos desde hace varios años. Siempre desde Télam estuvieron predispuestos para contar sobre el tema Malvinas. Cuando pude estar en el Vaticano para recuperar la imagen de la Virgen también me acompañaron. Como soldado de Malvinas pido que no se oculten o desaparezcan sus archivos donde están guardados tantas noticias sobre Malvinas. (SOMOSTELAM)