Estudiantes de escuelas secundarias que se movilizarán en la Marcha Nacional Universitaria del 23 de abril para defender a la universidad pública expresaron que sienten “angustia e incertidumbre” por su futuro en el marco de la emergencia presupuestaria educativa, pero también por su presente por cómo impacta el recorte en colegios preuniversitarios del país, en las Becas Progresar, en el Plan Conectar Igualdad, y en sus propios hogares.
“Lo que hablamos entre nosotros es que sentimos angustia porque estamos en quinto año, queremos seguir estudiando y a varios nos preocupa qué va a pasar con las universidades, no solo por el tema presupuestario, sino por la impunidad con la que las desfinancian. Hay bronca y tristeza”, dijo a Somos Télam Violeta Díaz (16), estudiante de quinto año y presidenta del Centro de Estudiantes de la Escuela Media de Música “Juan Pedro Esnaola”, que integra a su vez a Coordinadora de Estudiantes de Base (CEB) de Ciudad de Buenos Aires (CABA).
Al egresar del secundario, a Violeta le gustaría anotarse en la carrera de Musicología de la Universidad de Buenos Aires (UBA).
“Si cierran la UBA dejan en desamparo a los estudiantes y no pueden ir a una universidad privada, no es tan fácil. Más allá de que no es lo mismo académicamente, es un gasto que, incluso la gente que hoy en día cursa ahí, no puede afrontar”, agregó.
Asimismo, subrayó que en CABA lo que notaron apenas empezaron a cursar este año es que “los secundarios tenemos una problemática doble porque hace un montón de años luchamos contra el desfinanciamiento de la educación pública porteña y nos preguntamos ‘¿cómo vamos a luchar contra dos gobiernos al mismo tiempo?’”.
Y remarcó: “Hay cosas del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires (GCBA) que quedan invisibilizadas por las crueldades del Gobierno Nacional, como por ejemplo que ahora los docentes que hacen paro se les descuentan el día y el presentismo y con eso hacen un fondo para pagarle a los profesores que no pararon. Además de penalizar la protesta, les pagan una miseria”.
Francisco Bargas (16) cursa sexto año y es presidente del centro de estudiantes en el Colegio de la Reina, en la localidad bonaerense de José Marmol.
El joven fue elegido esta semana secretario general de la Federación de Estudiantes Secundarios (FES) de la Provincia de Buenos Aires (PBA), que tiene presencia en distritos de la provincia de la primera y tercera sección electoral.
“La mayoría de las federaciones estudiantiles agrupadas bajo la FES van a movilizar el 23 en CABA junto a la Red nacional de centros de estudiantes (ReNaCe), dijo Bargas a Somos Télam.
“En nuestras escuelas sentimos el recorte porque más allá de que -el gobernador de la PBA- Axel Kicillof viene haciendo un montón de políticas públicas, los pibes conviven con el aumento de precios, los padres no llegan a fin de mes”, añadió el joven.
Asimismo, también contó que el congelamiento de presupuesto en las universidades los impacta e interpela porque “es hablar de nuestro futuro, de que el día de mañana cuando egresemos de secundaria exista una universidad que sea de calidad”.
En tanto, el ajuste en la escuela lo viven primero en los programas del Estado Nacional, y precisó: “Vemos el congelamiento de las Becas Progresar, una asignación mensual para los pibes que sirve, nos permite cargar la Sube, comprar útiles, es una ayuda para finalizar los estudios secundarios, pero no se actualiza desde agosto del año pasado, está congelada en 20 mil pesos que además es menos porque hay una retención, tarda en cobrarse, las páginas funcionan mal. También lo vemos en el Programa Conectar Igualdad”.
“La movilización del martes no solo involucra a estudiantes universitarios, sino que involucra la defensa de la educación pública de calidad, porque van por las universidades pero ya están yendo también contra las secundarias”, advirtió el joven.
Por su parte, la secretaria de Derechos Humanos de la FES y conductora de la Unión de centros de estudiantes de Malvinas Argentinas (Ucema), Luisana Silvero, que comenzó este año la carrera de Derecho en la UBA, pero por estatuto sigue conduciendo el espacio un año más hasta hacer el traspaso, dijo a Somos Télam: “El ajuste llegó a las escuelas, a lo educativo, pero también llegó a nuestras casas, y es lo que más angustia genera”.
“Hay angustia e incertidumbre respecto al futuro. El ajuste no solo llegó a las universidades ni es algo que nos golpea únicamente cuando tenemos que esperar media hora si se prenden o no las luces, cuando no hay tizas en los pizarrones o cuando un docente nos cuenta que le han sacado el 70% del poder adquisitivo. Eso es doloroso, te genera malestar y no nos gusta, pero es llegar a la cursada también con un montón de cosas que te fueron golpeando atrás: los que cursamos en la UBA no tenemos el boleto estudiantil y estamos pagando y cargándole a la Sube más de $6000 por semana, en nuestras casas a muchos se nos complica llegar al día 20 del mes”.
Como movimiento estudiantil, realizan asambleas en los barrios, en las plazas, afichazos, radios abiertas previo al 23 en sus distritos, precisó.
La situación de las escuelas preuniversitarias a lo largo y ancho del país, como es el caso de los dependientes de la UBA también es preocupante para las y los estudiantes.
Inés Ramírez Magariños (17) cursa quinto año y es vicepresidenta del centro de estudiantes de la Escuela Superior de Comercio Carlos Pellegrini, una de las tantas escuelas preuniversitarias.
“Frente a la situación de las universidades, hay muchos pibes que estaban con una postura de ‘ya se va a solucionar, no va a pasar nada, es como siempre, no van a poder’ y muchos otros que recién entran al colegio, muy angustiados y desesperados, entonces lo que hicimos como centro de estudiantes fue organizarnos, pasamos por todos los cursos para charlar en las aulas con la idea de que tenemos que defender nuestra educación pública, defender nuestro futuro, pero más que nada defender nuestro presente, porque nosotros dependemos de forma académica y económica directamente de la UBA, es defender que nuestra escuela pueda seguir funcionando”, dijo a este portal Ramírez Magariños.
Y resaltó: “Somos pibes y pibas de 13 a 18 años que vivimos toda nuestra vida sabiendo que la educación pública es un derecho y que va a estar ahí, entendiendo que es una prioridad y pensando también que nunca nos la iban a cuestionar”.
Asimismo, contó que en el Pellegrini cuando ingresan “lo primero que nos dicen la mayoría de los docentes es ‘en esta escuela se forman ciudadanos críticos’ y esto no tiene nada que ver con adoctrinamiento, es darnos herramientas para entender la realidad ejerciendo todas nuestras capacidades de entendimiento”.
Su centro de estudiantes también pertenece a la CEB de CABA.
“En el Pelle, el 95% de los pibes/as quieren estudiar en la UBA, por eso hubo mucha respuesta de algunos que nunca se habían involucrado. Lo que sucedió fue una cachetada del mundo real de que no todo va a estar servido siempre, ni va a ser fácil pero eso no significa que vamos a bajar los brazos, sino que vamos a defender lo que sabemos que, no solo nos corresponde, sino que es nuestro derecho. El Estado tiene que estar para cuidarnos. Este año, quienes estamos en quinto año, entendimos que hay que agarrar la posta y sostenerla también cuando estemos en la universidad”, enfatizó.
Y concluyó: “Creo que será una marcha masiva. La idea es salir desde el Pelle con nuestras familias y docentes”.
En la misma línea, Atiana Ramoa (18), estudiante de sexto año y presidenta del centro de estudiantes de la Escuela Técnico Profesional en Producción Agropecuaria y Agroalimentaria de la UBA, explicó que “hoy la juventud cada vez tiene menos posibilidades de poder pensar un futuro y eso se ve ahora desde la posibilidad de los pibes de estudiar como de la posibilidad de tener un laburo que no sea precarizado, de poder vivir de la ciencia, de la cultura, de tener un casa”.
Y consideró que “es muy complicado pedirle a una generación que sueñe o piense en grande cuando las posibilidades hasta de alquilar son cada vez menos tangibles, los padres no llegan a fin de mes, los trabajos son cada vez más precarizados, y donde la educación pública y de calidad, uno de los estandartes de nuestro país, se ven en juego”.
Hasta abril, la escuela había gastado el 50% de la partida presupuestaria que se emitió para todo el año, contó la joven, y precisó que el gasto se fue en el seguro para las y los estudiantes y en un cargamento de alfalfa para la alimentación de los animales -como aves ponedoras, ovejas y conejos- que tienen en la institución donde también mantienen instalaciones productivas de alimentos, las huertas, las herramientas para el trabajo de campo.
“Hay muchos pibes que piensan que con esto que está pasando la UBA no va a cerrar, pero de repente nos encontramos con que la escuela no está pagando servicios, que la facultad baja resoluciones con respecto al uso de la luz, entonces llegamos y los pasillos están a oscuras. Estamos en un contexto en el que después de la pandemia, que marcó un antes y un después en nuestra generación, cuesta mucho que los pibes se movilicen, en un momento en el que además el discurso hegemónico es tan violento y tan individualista como el que mantiene el gobierno actual, un clima de época, pero convocamos para marchar el 23 junto con las escuelas preuniversitarias de CABA en una misma columna”. (SOMOSTELAM)