Del 21 al 27 de agosto se busca concientizar a la comunidad sobre la importancia de aprender las maniobras de resucitación cardiopulmonar básicas y el uso del desfibrilador automático externo (DEA), ya que el 70% de estos eventos ocurren fuera del ámbito hospitalario, y de esta manera se podrían salvar al 25/40% de los casos.
La muerte súbita es aquella que ocurre de manera inesperada en una persona aparentemente sana, que no se encuentra realizando un tratamiento médico o en consulta por una enfermedad, pero que de repente sufre un paro cardíaco y fallece.
La Ley Nacional 27.159 establece medidas para prevenir eventos de muerte súbita en espacios públicos. Se estima que anualmente se producen 40.000 muertes en Argentina por esta causa, y que uno de cada cinco, recibe ayuda, por lo que las chances de supervivencia son muy bajas.
Es importante conocer qué situaciones aumentan el riesgo de que una persona sufra un episodio de este tipo y cuáles son los síntomas o signos de alarma para poder consultar a tiempo o actuar rápidamente. Los factores de riesgo como tabaquismo, hipertensión, diabetes, obesidad y sedentarismo contribuyen a este proceso; los antecedentes familiares de muerte súbita y la relación entre el ejercicio intenso y el hábito de fumar aumentan las probabilidades. Además, las situaciones de estrés provocan un aumento de la muerte súbita por la obstrucción aguda de las arterias del corazón e infarto masivo.
Los síntomas más comunes son el dolor de pecho y la falta de aire, aunque también pueden presentar malestar en el brazo izquierdo (sensación de pesadez, de calor), hormigueo en la punta de los dedos, náuseas y dolor abdominal. Estos síntomas pueden presentarse 24 horas antes de que suceda el evento, pero muchas veces no se registran o no son referidos por los familiares del paciente o las personas que presenciaron el evento.
La causa más frecuente de muerte súbita es la enfermedad coronaria y su incidencia aumenta a partir de los 45 años. Las señales de alerta incluyen la pérdida de conciencia, falta de respuesta, respiración anormal, dolor de pecho y pérdida del pulso.
En 2022 fue reglamentada en nuestro país la Ley de Muerte Súbita, que había sido sancionada en 2015; la norma establece que se debe contar con al menos un desfibrilador automático externo (DEA) en lugares públicos y privados de acceso público en los que haya una concentración o circulación diaria de más de mil personas. Además define como espacio cardioasistido a aquel que cuente con presencia de personal capacitado, una adecuada señalización y ubicación de los DEA (con sus instrucciones de uso); y un sistema de emergencia médica público o privado, que resulta una pieza fundamental en la cadena de supervivencia ante la emergencia.
La acción temprana es fundamental ante una situación de riesgo de vida, saber actuar y hacerlo a tiempo es la fórmula que puede mejorar la evolución del cuadro. En esta situación los minutos cuentan, ya que la sobrevida cae minuto a minuto si no se aplica el masaje cardíaco. Frente a un paro cardiorrespiratorio, si este es presenciado se duplican las chances de sobrevivir; y si la persona que lo presencia sabe primero activar el sistema de salud y luego realizar maniobras de RCP, las chances se triplican.
¡Manos capacitadas, salvan vidas!
1) Acercarse a la víctima y constatar si responde o respira y si no lo hace, iniciar las maniobras de RCP.
2) Si estoy solo, primero llamar a emergencias. Si hay otras personas en el lugar, solicito que otro llame a emergencias e inició el masaje cardíaco:
Comprimir con las dos manos el centro del pecho de la víctima con una profundidad de 5 a 6 cm y una frecuencia de 100/120 veces por minuto con mínimas interrupciones, continuando hasta la llegada de la emergencia. En aquellos lugares que cuenten con desfibrilador (DEA), se deberán seguir las indicaciones para su utilización y esperar a que llegue el equipo de emergencia.