A lo largo de ocho jornadas, miles de personas disfrutaron de 30 conciertos, con la presencia de Nahuel Pennisi, Paulinho Moska, Rodolfo Mederos, Fernando Cabrera y la Shenandoah Conservatory Symphony Orchestra, entre otros, en la cuarta edición del Festival Internacional de Música de Bariloche.
Con la presentación de la pianista Lorena Eckell, en el ocaso de este domingo 28 de mayo, el festival llegó a su fin, tras ocho jornadas de intensa actividad.
Organizado por el Gobierno de Río Negro, con el apoyo de la Municipalidad de la ciudad de Bariloche, Horizonte Seguros, Lotería de Río Negro y la Fundación Technes, el encuentro creado en 2019 confirmó su poder de convocatoria, a lo largo de 30 conciertos, con localidades agotadas, y sigue consolidándose como un espacio de intercambio entre propuestas musicales de diferentes géneros y estilos.
Al mismo tiempo, en su rol de anfitriona, la OFRN (Orquesta Filarmónica de Río Negro) volvió a demostrar su amplia paleta de recursos para sumarse con idéntica solvencia a los diferentes programas que le tocó abordar, del plan cancionístico de Pennisi o el binomio Stern-Cabrera al perfil tanguero del bandoneonista Rodolfo Mederos o al clásico de la pianista Lorena Eckell.
Un programa de cierre exquisito
La pianista Lorena Eckell, acompañada por el Ensamble Sur, integrado por miembros de la Filarmónica rionegrina, fue la encargada de ponerle punto final al FIMBA 2023, con un programa que fue creciendo en intensidad a medida que el ocaso oscurecía el paradisíaco paisaje del Lago Moreno que presenta como telón de fondo la sala principal del Camping Musical.
Con punto de partida en las “5 piezas para dos violines y piano” de Dimitri Shistakovich (junto a Julia Bolonci y Benjamin Oyarzo), y el “Cuarteto con piano N°2 en E b Mayor Op. 87” de Antonin Dvorak (con Luis Salva, Mariano Videla y Carmen Levinson), pasando por el “Trío en Sol Mayor ‘Gitano’”, de Joseph Haydn (con Carolina Yobanolo y Carmen Levinson), el camino elegido por Eckell evitó los lugares comunes y abrió la puerta al disfrute de piezas que presentó un apropiado carácter casi didáctico.
En ese plan, la pianista extendió la elegancia de su presencia a su ejecución, que remarcó de manera acertada los matices de las obras, transitadas en diálogo con los músicos de la OFRN que a su turno sumaron sus talentos al de la artista. Del otro lado, una platea atenta respondió con una larga aprobación, que mereció una versión del “Ave María” de Ástor Piazzolla, con el Ensamble Sur a pleno en escena.
Lo que el FIMBA nos dejó
Una vez más, el Festival Internacional de Música de Bariloche cumplió con soltura su objetivo de ser punto de confluencia de diferentes estéticas y estilos, poniendo a disposición del público barilochense y de las y los visitantes de la ciudad un menú musical de alto vuelo, con nombres consagrados en perfecta sintonía con artistas de menor renombre pero idéntica calidad.
Así, la posibilidad de trazar hojas de ruta que pudieran unir la excelencia sinfónica de los 80 integrantes de la Shenandoah Conservatiory Symphony Orchestra, de la ciudad estadounidense de Winchester, con la potencia vocal y la destreza musical de Nahuel Pennisi y la propuesta percusiva del Ensamble Trepún o agrupaciones como La banda rodante o el colectivo femenino MuTa, en un área de no más de 15 manzanas en las que conviven la fantástica Catedral local, el Teatro La Baita y el Centro Municipal de Arte, Ciencia y Tecnología, y un espacio de 5 horas; o la de pasar de la magia poética de Fernando Cabrera y Nano Stern al universo tanguero del gran Rodolfo Mederos y los locales Los Taura y Patagonia Tango, en iguales condiciones, es un privilegio poco habitual.
Del mismo modo que lo es poder disfrutar al cantautor brasileño Paulinho Moska en plan solista y testimonial, apenas después de haber visitado el planeta coral a través de las obras del Siglo XX interpretadas por el Ensamble Coral Áurigae, y sólo un par de horas antes de embarcarse en un plan folclórico divergente, de la mano de los locales de La Fragua y Toby Villa, la enérgica coscoína Paola Bernal, el Guillo Espel Cuarteto y la eximia formación modelo Siglo XXI de Anacrusa.
Un marco ideal, potenciado por la gratuidad de la oferta, para visitar repertorios de clásicos y no tanto, de obras de las “que sabemos todos” y otras que funcionan como tentadores portales de ingreso a mundos musicales menos explorados o definitivamente desconocidos, de Arvo Pärt a Cuchi Leguizamón, del repertorio europeo del Siglo XVII a Gardel y Piazzolla, o de Víctor Jara a Gustav Mahler.
Bajo esa premisa, miles de personas que transitaron durante estos ocho jornadas ese mapa propuesto por el FIMBA, que amplió su alcance como en el homenaje a Eduardo Falú por el dúo Rosa Incaica, la presencia del Ensamble Mizzou de Missouri, y la de la Camerata Municipal Juvenil Bariloche junto al compositor y cantante pampeano Hugo Figueras, ratificó su consolidación como una marca registrada en la agenda nacional.
Así las cosas, la pregunta urgente es qué nos deparará el que viene. Será cuestión de estar atentos.